Los microcréditos, uno de los productos microfinancieros y más reconocidos, están dirigidos sobre todo a emprendedores que quieren iniciar un pequeño negocio o desarrollar alguna actividad productiva independiente.
La presidenta ejecutiva de Adopem, Mercedes Canalda, explica que, además del crédito, la entidad brinda asesoría y seguimiento. También lo adapta a las necesidades de los clientes vulnerables, especialmente en términos de plazo, monto y de instrumento.
“En vez de ser una banca personal es una relacional. Esta es, básicamente, la diferencia en los sectores vulnerables, porque no exige muchas veces garantía e impacta a los emprendedores, porque les da la oportunidad de obtener, en forma ágil, sencilla y oportuna, capital de trabajo y materia prima, lo que le permite desarrollar una actividad productiva y tener posibilidades de trabajar en productos no tradicionales”, explica Canalda.
De su lado, la directora ejecutiva del Fondo para el Financiamiento de la Microempresa (FondoMicro), Marina Ortiz, señala que el microcrédito evolucionó al ámbito de las microfinanzas, las cuales abarcan todo un ecosistema financiero enfocado en atender todas las necesidades financieras de los miembros del hogar.
“Inicialmente de lo que se hablaba era de microcrédito, que eran pequeños créditos que se les entregaban a los empresarios y ellos desarrollaban sus ideas, pero gracias a algunos estudios se determinó la necesidad de contribuir con el ahorro, porque solo dar crédito no era suficiente”.
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